Por allá en 2013/14 de la mano de Pablo Guede, desde las divisiones inferiores, empezó a verse a un jovencito de 18 años que mostraba una picardía y velocidad distinta en su fútbol. Su nivel era tan bueno que llamó la atención de grandes del fútbol de Primera División de Argentina y también de divisiones inferiores de la Selección. Si, estamos hablando del Loco Melo.
En el Verdinegro tuvo cuatro ciclos, el primero fue cuando surgió de la cantera entre 2013/14, el segundo (su primera vuelta) fue entre 2016/17 de la mano de Andrés Guglielminpietro, pero además fue dirigido por Alejandro Nanía, Daniel Tímpani y Sergio Rondina. Para principios de 2019, Walter Perazzo requería un delantero por las bandas y rápidamente pensaron en el atacante que estuvo a punto de firmar contrato en Chacarita pero finalmente se inclinó por volver por segunda vez; este ciclo fue más breve solo seis meses y luego partió.
Cuando parecía que ya no habría una nueva etapa, Rodolfo De Paoli pensó en él para armar su equipo con dos extremos marcados, también había llegado Facundo Castillón. El jugador de 25 años llegó a comienzos de 2020 y continuó en el club aún en los ciclos de Rubén Forestello y Ezequiel Giaccaglia, este último contaba con él para lo que quedaba del torneo que lo tiene al Toro último en la tabla de su grupo y también en la general.
Esta sin dudas fue la peor versión del delantero en el club, nunca encontró un buen juego ni personal y mucho menos colectivo. La última presentación ante Temperley es la clara muestra de lo que han sido los últimos 18 meses del jugador que buscará reinventarse y encontrar el rendimiento que supo tener.
Por Cristian Vallejos / @CriisVallejos20
Foto: @InteriorFutbolero
